lunes, 28 de octubre de 2013

EL HOMBRE PEGA, LA MUJER PADECE ("Hilo y aguja para la hembra...")

HILO Y AGUJA PARA LA HEMBRA 
 
Acaso la implacable cascada de noticias llegadas de infiernos domésticos donde las mujeres reciben trato de esclavas o de seres rebajados, donde el hombre ha asentado un miserable imperio sobre la coacción y la paliza, sea uno de esos pasajeros fenómenos de contagio que explican las leyes de la comunicación y pronto toquen a su fin las lacerantes historias de crueldad ejercidas sobre las mujeres. Pero sabemos que, aunque callen los periódicos y las emisoras, no habrá terminado el problema. Lo pavoroso es que el desamor canalice su frustración mediante la brutalidad y no mediante la ruptura civilizada y que, cuando esto ocurre, se imponga invariablemente la asimetría de los hechos: el hombre pega, tortura y mata, mientras la mujer padece. 

Nadie es tan necio que ignore que la ponzoña de pareja también conoce armas de mujer. Entre los frágiles argumentos exculpatorios que estos días se han esgrimido a propósito de la conducta de algunos malcasados, se oye decir, y no sin razón, que muchas mujeres practican la insidia sigilosa, el acecho denigratorio, la indiferencia hiriente hacia sus maridos; que, mientras la psicología primaria del macho tiende a manifestar su cólera de forma desatada y repentina, la de la hembra, más lenta y refinada, actúa minando poco a poco el temple de su cónyuge hasta el extremo de que este puede acabar perdiendo su propia estima y hasta su deseo de vivir. 

Pero, en este tablero maldito, sigue habiendo fichas desiguales. Cuando la víctima de las hostilidades domésticas es el hombre, sus piezas negras disponen de una salida que no está autorizada para las blancas. La tradición y la presión social no consienten de buen grado a la mujer abandonar la casa, dejar a sus hijos y emprender otra vida si la anterior ha fracasado o carece de remedio. En cambio, el hombre puede decidir el fin de la partida, hacer el equipaje y marcharse a otro lugar porque, al menos en la familia tradicional, el mundo exterior es más suyo que el de su compañera: “ Hilo y aguja para la hembra/ látigo y mula para el varón”, dice un personaje de Lorca en “La casa de Bernarda Alba”. 
José María Romero 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en el blog "Lengua y corto"
José Tomás