El "Crimen del
cortijo El Fraile” fue el tema en que se basó el poeta granadino
Federico García Lorca para escribir su famosa obra "Bodas de
Sangre". El episodio, ocurrió el 22 de julio de 1928 y se
trasladó a los escenarios en el mes de marzo de 1933. Ha conservado
protagonistas directos vivos en la comarca de Níjar hasta 1990. A
pesar de lo afamado del suceso, la historia no habría alcanzado
tanta proyección, de no ser porque el drama llamó la atención del
poeta que en aquellas fechas se encontraba en Madrid y leyó la
noticia en las páginas del ABC.
Era una época aquella,
en la que el honor de las familias españolas se "limpiaba"
con acciones de este tipo, más a menudo y cruentamente de lo que
suponemos y de manera mas repetitiva en las zonas rurales.
La memoria histórica de
los almerienses permanece intacta a pesar de que ya han pasado
setenta y siete años desde que se produjo el dramático suceso, que
junto a otros casos como “El crimen de la Venta Ramírez” en el
año 1.884, “El crimen de Gádor” en 1.910, “El doble crimen
del Teatro Cervantes” de 1.923,“Las Bombas de Palomares” en
1.966, la muerte de Javier Verdejo en el año 1.976 o “El Caso
Almería” en 1.981, son sin género de duda los hechos luctuosos de
mayor proyección a nivel nacional de todos cuantos han ocurrido en
la provincia de Almería durante los últimos ciento veinte años.
El crimen del Cortijo El
Fraile fue una simple historia de amor imposible en aquellos años
que se convirtió en tragedia. Una mujer que vivía en este cortijo
fue obligada a casarse en un matrimonio de conveniencia, pero el
mismo día de la boda se fugó con su auténtico amor. Para "lavar"
el honor de la familia, un hermano del novio despechado esperó a la
pareja en un cruce de caminos y asesinó al amante.
La madrugada del 22 al 23
de julio, unas horas antes de que se celebrase en la iglesia de
Fernán Pérez la anunciada boda de Francisca Cañadas Morales, de 27
años con Casimiro Pérez Pinos de 30, la novia en un acto de amor y
pasión rompió el cerco familiar y se escapó con su primo Paco
Montes, de 24 años de quien realmente estaba enamorada. El amante
vivía en la cortijada de los Montes, en la zona de Los Pipaces. La
familia mientras tanto ajena a los pensamientos de los enamorados se
afanaba en ultimar los detalles del convite que se celebraría en el
cortijo El Fraile.
Paco Montes, que seria la
victima de la tragedia, llegó al cortijo para sumarse a los actos
mientras en su cabeza le machaca la idea de tener que perder
definitivamente a su prima de quien está plenamente enamorado. En
medio del trasiego de idas y venidas de familiares, ambos primos se
encuentra a la entrada del cortijo. Se miran a los ojos, hablan algo
en voz baja y de repente acuerdan poner en marcha un plan para
fugarse los dos. Francisca Cañadas y su primo aprovechando un
descuido, mientras los familiares y algunos amigos van sacando sillas
y mesas hasta el patio, salen del cortijo por una puerta trasera y a
lomos de un mulo emprenden la huida por el camino de Níjar con la
intención de llegar hasta Almería. De pronto en medio de la noche,
a la altura del paraje de Haza de Capellanía, los amantes atisban
unos bultos moviéndose entre las sombras del camino. De
improviso, Francisco
Montes atacado por la espalda cae violentamente al suelo. Quien lo
derriba y ataca es José Pérez Pinos su cuñado, mientras otra
persona agarra a Francisca Cañadas fuertemente por el vestido. Era
su hermana Carmen que en unión del marido se dirigían hacia el
cortijo El Fraile y se habían dado cuenta de la fuga de la pareja
por lo que decidieron impedirle la huida.
En el fragor de la lucha
suenan tres disparos. En el suelo junto a un pequeño balate del
camino queda muerto Paco Montes mientras a pocos metros la amante
desmayada, esta fuera de sí victima del tremendo soponcio al
comprobar la muerte de su amado. Fríamente los asesinos se dirigen
al cortijo. Allí han empezado a echar de menos a Francisca Cañadas.
Unas horas mas tarde, un primo de ella de regreso a su casa, a unos
tres kilómetros del cortijo encontró el cadáver de su hermano.
Vuelve al cortijo y comunica lo ocurrido. Salta la alarma y a partir
de ahí todo se sucede vertiginosamente. La “novia viuda”
enmudece y afirma en todo momento que no sabe nada.
Llega la Guardia Civil y
empieza a preguntar a todos los habitantes del cortijo. Unas horas
mas tarde Francisca Cañadas, su padre y su novio oficial Casimiro
Pérez son detenidos por la Benemérita que los traslada hasta el
cuartel de Níjar para continuar los interrogatorios.
Iniciada la investigación
ante juez López Jiménez, las declaraciones contradictorias de los
implicados ponen en alerta al magistrado que tres días después, el
25 de julio se convierte en la fecha clave para la solución del
crimen después de un careo al que el juez somete a ambas hermanas.
Horas más tarde el careo lo mantiene con José Pérez Pinos el
hermano del novio despechado, a quien se le fue debilitando su
coartada para finalmente derrotarse y confesar ante el juez la
autoría del crimen. El revólver utilizado para el asesinato se lo
había entregado a un amigo suyo para que lo guardase.
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José Tomás